Recuerda, en parte, a la decoración nórdica, en la que el pino es gran protagonista. c cama preciosa, con un somier que lejos de estar oculto se muestra. A juego esa mesita de noche sencilla, sin cajones, pero con un espacio para poder colocar los libros de cabecera de tu hijo.
Terminamos con un refugio infantil que todo niño querría tener. Aprovechando la altura del techo, en este dormitorio se ha creado una estructura con doble función. Por un lado, la parte inferior aloja la cama. Por otro, tras subir unas escaleras de madera, encontramos un refugio tipo casa de árbol.
Los niños tienen que jugar. Tener un espacio de juegos es quizá una de las mejores decisiones que podemos tomar. Un espacio en el que puedan desplegar todo el arsenal de juguetes. Primero lograremos que la casa no esté atestada de sus pertenencias. Por otro, el pequeño tendrá un rincón especial para él.
Es posible que no cuentes con un dormitorio muy grande ni con una habitación de juegos independiente. No obstante, hay soluciones para todo. Me encanta esta opción. Una gran estantería, con cierto sabor vintage, en la que pueden almacenarse todo tipo de juguetes.
Si tu hijo es un fanático del mundo animal, seguramente se sentirá la mar de cómodo en un dormitorio con esta temática. En concreto los textiles pueden darnos mucho juego. Los hay con diseños más sutiles, con pequeños animales decorando cojines y colchas.
Las bolsitas están hechas también con algodón 100%. Se recomienda lavarlas a máquina con un máximo de 40º y plancharlas al revés. Imaginad lo felices que estarán los peques con estas divertidas bolsitas cuando estén en la guardería o el colegio.
Un lugar en el que su imaginación vuele sin límites. Y como de jugar se trata, hoy os presento algunos rincones para jugar a los que no les falta de nada. Pequeñas y grandes ideas que pueden llegar a inspirarnos.
Muy sencillo, añadiendo unas bonitas cortinas. Si el peque quiere encerrarse en su mundo para jugar, descansar o leer, tan fácil como correr las cortinas y listo. El resto de la decoración también hay que destacarla. Colores pastel, mucho blanco y paleta neutra en muebles y suelo y esa lámina en la pared que me parece una auténtica maravilla.
Aunque podríamos estar perfectamente ante una habitación infantil unisex. Lo cierto es que es precisamente el azul de la alfombra lo que quizá nos de alguna pista sobre quién duerme aquí. Sea como sea, podemos destacar nuevamente la presencia de la madera, en esta ocasión con mayor protagonismo, que contrasta muy bien con los tonos escogidos para la pared.
Si hay algo que nos permite cambiar la decoración de una estancia sin un gran desembolso de dinero, eso es, sin duda, el textil. El textil infantil es uno de mis recursos favoritos para dar personalidad a una habitación. Opciones hay tantas que nos podemos volver locos. Desde los más arriesgados hasta los más sutiles. Desde las fundas nórdicas a todo color, hasta las colchas de cama monocromáticas y elegantes ¿Qué tipo de textil quieres incluir en el dormitorio de tu hijo?
Los colores también son bastante acertados. No hay nada como romper el resto de tonalidades. Si esa pared impone el verde como prioridad, mete un amarillo y un azul para crear un desequilibrio armónico. En la habitación infantil, siempre será bienvenido este tipo de contraste.
No es una habitación pequeña, la verdad. No obstante, este recurso la hace aún más grande. Se divide la pared en dos, dejando así la parte superior en blanco. El color menta, el que da alegría al conjunto, se reserva para la parte inferior. De esta forma, la luz entra con más potencia, gracias al color blanco de la parte superior. Pero al mismo tiempo, es posible ver una nota diferente de color.
Este tipo de camas se ven muchísimo en Instagram o Pinterest. No nos extraña. En un mismo elemento, y ocupando el menor espacio posible, tienes zona para dormir y zona de juegos.
Aunque el mobiliario blanco siempre nos gusta, no podemos negar que la calidez de la madera es muy difícil de superar. Lo cierto es que, en ambientes tan iluminados como este, la madera aporta un equilibrio perfecto. Sobre todo, si escogemos piezas de madera natural, de esa que está poco tratada o de una manera muy sutil.